Los efectos de no dormir lo suficiente pueden ser perjudiciales para la salud en general. Sigue leyendo para descubrir más sobre los trastornos del sueño.
En Neuraxpharm desarrollamos alternativas farmacológicas para los trastornos del sueño. Una vez que tu médico haya determinado tus necesidades específicas, podrá recetarte el producto que mejor se adapte a tus necesidades y a tu estado.
El término «trastornos del sueño» engloba un grupo de trastornos que afectan a la calidad, el ritmo o la duración del sueño. Los problemas pueden abarcar desde la dificultad para conciliar o mantener el sueño hasta el exceso de sueño, o incluso comportamientos anómalos durante el sueño
Los trastornos del sueño repercuten en la capacidad para funcionar correctamente mientras se está despierto, y pueden estar relacionados con otros problemas de salud.
Se cree que existen alrededor de cien tipos diferentes de trastornos del sueño. Estos son los más frecuentes:
Es bastante común sufrir problemas de sueño en algún momento de la vida. La mayoría de las veces, los problemas duran poco y se resuelven solos. Sin embargo, si los problemas de sueño persisten durante unos tres meses, este se convierte en lo que se conoce como una alteración del sueño.
Si dicha alteración persiste durante otros tres meses, se clasifica como trastorno del sueño.
Los trastornos del sueño son especialmente frecuentes en los niños, las mujeres y los mayores de 65 años, pero pueden afectar a cualquier persona en cualquier etapa de la vida.
Hay muchos tipos diferentes de trastornos del sueño, y los síntomas pueden variar. Algunos de los más frecuentes son:
A los que padecen esta enfermedad les cuesta conciliar el sueño y mantenerse dormidos, despertándose con frecuencia a lo largo de la noche. Pueden despertarse temprano y tener dificultades para volver a dormir, lo que puede provocar irritabilidad y un estado anímico bajo.
Los principales cinco síntomas de la narcolepsia son los siguientes: pérdida repentina y breve del tono muscular voluntario, alucinaciones, somnolencia diurna excesiva, parálisis del sueño e interrupción del sueño.
El principal síntoma de esta afección es la necesidad imperiosa de mover las piernas. Las personas que padecen el síndrome de las piernas inquietas también pueden experimentar una desagradable sensación de hormiguero en los pies, las pantorrillas y los muslos, que suele empeorar por la tarde o por la noche y dificulta el sueño.
Los síntomas se producen durante el sueño e incluyen «paradas y arranques» en la respiración, ruidos de asfixia, jadeos o resoplidos, así como ronquidos fuertes.
Muchas personas sufren algún tipo de problema para dormir; y solo cuando estos problemas persisten durante unos seis meses se clasifican como un trastorno del sueño.
Por este motivo, se recomienda estar al tanto de cualquier cambio en el patrón de sueño y adoptar medidas pronto para tratar de resolverlos, por ejemplo, practicando una higiene del sueño eficaz.
La higiene del sueño engloba todas las rutinas y aspectos ambientales necesarios para tener una hora de acostarse relajada y un sueño reparador. Hay más información sobre la higiene del sueño en la sección Prevención.
Existen numerosas razones por las que las personas desarrollan trastornos del sueño, y pueden darse de forma aislada o combinada.
El estrés y la ansiedad pueden provocar problemas de sueño ya que es difícil que el cerebro se desconecte y relaje para dormir si estás dándole vueltas a preocupaciones.
A veces, los problemas de sueño pueden ser un síntoma de una enfermedad física o mental subyacente y pueden resolverse una vez tratada la enfermedad.
Otras causas pueden ser:
No hay una respuesta definitiva a la pregunta de si los trastornos del sueño pueden ser hereditarios, pero los genes pueden desempeñar un papel importante en la cantidad de sueño que necesitamos.
Los científicos han identificado varios genes relacionados con el sueño y sus trastornos. Los estudios de asociación de genoma completo, que secuencian el ADN completo de muchos individuos diferentes para identificar marcadores genéticos vinculados a una enfermedad o afección, han descubierto variaciones genéticas que aumentan nuestra susceptibilidad a los trastornos del sueño. Básicamente, esto significa que es posible que nuestro mapa genético determine nuestra predisposición a sufrir un trastorno del sueño.
Algunos genes se han relacionado con trastornos específicos del sueño, como el síndrome de la fase de sueño avanzada (en el que los afectados se quedan dormidos anormalmente temprano por la noche y se despiertan temprano por la mañana), la narcolepsia y el síndrome de las piernas inquietas.
Cualquier persona de cualquier edad o sexo puede verse afectada por un trastorno del sueño, aunque son más frecuentes en mujeres, niños y personas mayores.
Aunque un trastorno del sueño no es una enfermedad terminal, puede tener un impacto perjudicial de gran alcance en tu calidad de vida y salud en general.
Las personas que sufren una privación crónica del sueño tienen más probabilidades de tener sobrepeso, sufrir un ictus o desarrollar una enfermedad cardiovascular.
Es frecuente tener episodios cortos de mal sueño. Las preocupaciones pueden provocar problemas para conciliar el sueño, mientras que los cambios en las circunstancias de la vida, como tener un bebé, pueden provocar un sueño deficiente. Estas causas suelen ser temporales y suelen resolverse por sí solas. Si llevas varios meses con problemas para dormir y esto afecta a tu vida diaria de tal manera que te resulta difícil sobrellevar la situación, podrías buscar ayuda para encontrarte mejor.
Una visita al médico para analizar tus patrones de sueño y el impacto que están teniendo en tu vida es el primer paso para el diagnóstico. El médico te preguntará sobre tus antecedentes y otros síntomas; es posible que se te tome la tensión arterial y se extraigan muestras de sangre para realizar análisis con el fin de descartar cualquier enfermedad subyacente.
En función del tipo de trastorno del sueño que se sospeche, el médico puede sugerir un estudio del sueño para averiguar qué le ocurre a tu cuerpo y a tu cerebro mientras duermes. Esto podría incluir el uso de un dispositivo en casa para medir la respiración y los latidos del corazón mientras duermes.
También se te puede pedir que pases la noche en una clínica del sueño, donde se realizará un análisis más detallado de tu patrón de sueño. Esto podría implicar el uso de electrodos, sensores y bandas en el cuerpo mientras duermes para registrar parámetros como la frecuencia cardiaca, los niveles de oxígeno y las ondas cerebrales.
Las opciones de tratamiento dependen del trastorno diagnosticado y se adaptan a las circunstancias individuales. Por ejemplo, la narcolepsia no tiene cura, pero se puede recurrir a medicación para controlar los síntomas, mientras que las mejoras en la higiene del sueño pueden ayudar a combatir el sonambulismo.
El médico puede recetar medicamentos. A continuación se enumeran algunos medicamentos que pueden utilizarse para tratar determinados trastornos del sueño.
La terapia cognitivo-conductual (TCC) puede utilizarse para tratar trastornos del sueño como el insomnio. De hecho, en las directrices elaboradas por un grupo de trabajo de la Sociedad europea de investigación del sueño se recomienda como primera opción terapéutica para el insomnio. Normalmente, la TCC dirigida a los trastornos del sueño incluye educación en torno a la higiene del sueño para poner de relieve los factores que pueden promover o interrumpir el sueño. También podría incluir una terapia de relajación para ofrecer técnicas que fomenten la relajación. Otro elemento del tratamiento de la TCC es la terapia de restricción del sueño, en la que se modifica el tiempo que se pasa en la cama en función de la cantidad de sueño que se experimenta.
Las mismas directrices también indican que la terapia de luz y el ejercicio pueden resultar terapias adicionales útiles para el insomnio, aunque los datos recopilados al respecto no son tan sólidos como los de la TCC.
También se ha demostrado que la TCC logra controlar con éxito los síntomas de la narcolepsia, normalmente en combinación con medicación. Además de la TCC, otros enfoques conductuales que pueden utilizarse para tratar la narcolepsia son la siesta estratégica y la higiene del sueño. La siesta estratégica consiste en programar siestas cortas hasta tres veces al día; mientras que la higiene del sueño incluye la adopción de medidas en el periodo previo a la hora de acostarse y cambios en el entorno en el que se duerme.
Modificar la rutina a la hora de acostarse puede contribuir a crear las condiciones adecuadas para un sueño reparador.
Evita utilizar aparatos electrónicos como ordenadores portátiles o teléfonos móviles antes de irte a dormir, y asegúrate de que la zona donde duermes no está demasiado caliente ni demasiado fría y es oscura y silenciosa.
Evitar la cafeína y el alcohol es aconsejable cuando se intenta combatir un trastorno del sueño; además, los hábitos alimentarios pueden influir en la calidad y la duración del sueño. Comer muy próximo a la hora de acostarse puede interrumpir el sueño, mientras que un exceso de calorías y grasas puede dificultar la conciliación del sueño. Llevar una dieta sana y equilibrada que incluya nutrientes clave como el calcio y las vitaminas A, C, D y E es lo mejor para la salud y el bienestar general.
No es aconsejable hacer ejercicio cerca de la hora de acostarse; en su lugar, las técnicas de meditación y relajación pueden ayudarte a prepararte para dormir. Dicho esto, se ha demostrado que la actividad física puede mejorar el sueño, y se ha comprobado que practicar ejercicio con frecuencia tiene efectos positivos moderados y fuertes sobre la calidad general del sueño. El ejercicio también puede actuar como medida preventiva para reducir el riesgo de problemas de sueño como el insomnio, la apnea del sueño o el síndrome de las piernas inquietas.
Tener una rutina de sueño regular y practicar una higiene del sueño eficaz puede ayudar a prevenir la aparición de trastornos del sueño.
Entre los hábitos de sueño recomendados se incluyen:
Se han realizado numerosos estudios sobre el sueño y, en particular, sobre el impacto que puede tener dormir poco en la salud y la seguridad pública.
Décadas de estudios han confirmado que el sueño es necesario para nuestro funcionamiento saludable, e incluso para la supervivencia.
El Journal of Clinical Sleep Medicine se lanzó en 2005, momento en el que ya se habían identificado y definido claramente un gran número de trastornos del sueño. Desde entonces, el ritmo de la investigación y los descubrimientos se ha acelerado, y el número de revistas sobre el sueño revisadas por expertos ha aumentado en más del triple.
Los estudios actuales tienden a centrarse en cómo afecta el sueño interrumpido al organismo y el impacto que tiene en el metabolismo y la regulación hormonal. Asimismo, los últimos estudios consolidan lo que ya se sabe y sospecha sobre las relaciones entre un sueño inadecuado y una amplia variedad de afecciones, como la obesidad, la hipertensión, las enfermedades cardiacas y los trastornos del estado de ánimo.
Trastornos del sueño
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